La energía que
nuestras mascotas obtienen de los alimentos la emplean en las diferentes
funciones vitales: mantenimiento de las funciones corporales, crecimiento y
reproducción.
Como se ha
indicado en una entrada anterior, la grasa es
el componente que más energía
proporciona
por unidad de peso. Sin embargo, los carbohidratos o hidratos de carbono
juegan también un papel muy importante en el aporte energético a nuestros
perros y gatos, ya que en ciertos alimentos su presencia puede ser muy elevada.
De hecho, su función nutricional principal es la de
servir como fuente de energía para llevar a cabo los procesos normales de la
vida.
Los
carbohidratos más abundantes en los alimentos son el almidón y el glucógeno.
Ambos están compuestos de glucosa. La glucosa es la fuente
fundamental de energía para la mayoría de las células.
De
acuerdo con las recomendaciones de la Association of American Feed Control
Officials (AAFCO) no existe un límite inferior para la cantidad de hidratos
de carbono presentes en una dieta de perros y gatos ya que, debido a su
naturaleza de carnívoros, están biológicamente preparados para obtener la
energía principalmente de las proteínas, pero también de las grasas.
Por el
contrario, la incorporación de gran cantidad de carbohidratos en las dietas de
perros y gatos, principalmente a partir de cereales, aumenta en gran medida la
probabilidad de tener animales obesos. Después de su ingestión se produce un
rápido aumento de los niveles de glucosa en la sangre, que se transformará
fácilmente en grasa si no se utiliza y se gasta con el ejercicio.
Los alimentos
comerciales para perros y gatos suelen incluir, al menos, niveles moderados
de carbohidratos. Los alimentos secos pueden contener de 30 a 60% de carbohidratos
(aunque existen alimentos “grain-free”), mientas que los enlatados entre 0 a
30%. En cualquier caso, los animales sanos son capaces de digerir los
carbohidratos de forma eficiente (>90%).
La correcta
formulación de los alimentos para mascotas con respecto a la energía es un
asunto complicado. Las necesidades de energía varían considerablemente entre
individuos, incluso cuando éstos se encuentran alojados en las mismas
condiciones. Esta amplia variación individual puede venir determinada por:
·
la edad
·
raza
·
tamaño y condición corporal
·
características de la piel y el pelaje
·
temperatura y humedad
·
estado sanitario
·
nivel de actividad
Sin embargo, los alimentos para perros y gatos
no permiten establecer de forma individual las necesidades energéticas del
animal, aportando únicamente un valor medio teórico dentro de un grupo
específico de animales.
Un indicador de
un excesivo consumo de energía será la obesidad, mientras que la falta de
energía en la dieta se reflejará en una pérdida de peso. Por ello, la cantidad
de alimento aportado diariamente, así como los niveles de grasa, proteína y
carbohidratos, la digestibilidad de la dieta o la densidad energética del
alimento son
factores esenciales a la hora de determinar la ingestión adecuada de energía de
nuestra mascota.
¿Cómo
se mide la energía?
En el etiquetado del
alimento puede hacerse referencia al contenido en energía de los siguientes
modos:
·
La energía
bruta (EB) de un alimento: es la energía obtenida por la combustión
completa de éste en una bomba calorimétrica a partir
de los componentes orgánicos (las proteínas, las grasas y los carbohidratos) que lo forman y que aportan la
energía de la dieta.
·
La energía metabolizable (EM) y la energía digestible
(ED): son modos más precisos de expresar la densidad energética de los
alimentos. La energía digestible es la diferencia entre la energía bruta y la
que se elimina por las heces, mientras que la energía metabolizable es la
diferencia entre la energía digestible y la que se elimina en la orina y los gases
corporales.
·
La energía neta de mantenimiento (ENm): es la energía consumida por el
animal que no se ha perdido a través de las heces, de la orina o por el calor
corporal producido. Es la medida más adecuada, ya que nos dice cuánta energía
necesita el animal para cubrir sus necesidades vitales. Una vez que las necesidades de
mantenimiento están cubiertas, el resto se usará para crecer (ENc).
En todos los seres vivos, existe una necesidades mínimas de mantenimiento
denominadas metabolismo basal. Este metabolismo basal se cubre con la
ENm y permite al animal realizar la digestión, respiración, control de la
temperatura corporal, mantenimiento de la actividad, etc. Pero cada individuo es
diferente, no es posible dar una recomendación particular para cada uno.
Por ello, las tablas de
consumo recomendado que aparecen en el etiquetaje de los piensos vienen
establecidas por la densidad energética del alimento y el metabolismos basal
del animal, el cual , depende de
los siguientes factores:
·
Sexo. Las hembras presentan un menor aporte
basal que los machos.
·
Edad. El nivel basal decrece con el incremento
de la edad.
·
Masa corporal.
De estos
tres factores, la masa corporal es el que más influye sobre el
metabolismo basal. Por tanto, se debe destacar que los requerimientos de
energía en el perro y en menor grado en el gato cambian de acuerdo con el
tamaño. Así, vemos que las razas pequeñas tienen necesidades calóricas
considerablemente mayores por kg de peso corporal que los perros de razas
grandes. Además, en el caso de los gatos, las variaciones de tamaño son menos
marcadas que en los perros.
Ejemplo de etiqueta de un pienso comercial. No implica que estas sean las cantidades para cualquier pienso |
Estas recomendaciones nos dan
una idea de cuánto debe comer nuestro perro, pero será tarea del dueño
o veterinario el ajustarla a los niveles que realmente necesita su animal.
Si con la dosis que nos indica la etiqueta vemos que el perro engorda,
tendremos 3 opciones:
- Bajar
la dosis
- Incrementar
el gasto de energía, lo que implica menos sedentarismo
- Cambiar
el alimento a otro que tenga menor densidad energética (menos grasas e
hidratos de carbono) o con una formulación más saciante
Si por el contrario nuestra mascota es muy
activa y se la observa con un apetito voraz y muy delgada se puede:
- Elevar
la cantidad de alimento
- Cambiar
el alimento a otro que tenga mayor densidad energética (más grasas e
hidratos de carbono)
Aunque todos los perros y gatos tienen la capacidad de regular
apropiadamente su ingesta energética, esta tendencia natural puede estar contrarrestada
por factores externos. Una dieta de muy buen sabor y/o elevada densidad energética estimula un consumo excesivo en
algunos animales de compañía. Las investigaciones han demostrado que la
obesidad es el problema nutricional más común observado por los veterinarios en
la actualidad. En la mayoría de los casos, el método más adecuado para
controlar el consumo de alimento y el peso de los animales consiste en una alimentación
controlada por raciones.
La densidad
energética es el número de calorías proporcionadas por un peso dado de un
alimento. Se trata del principal factor que determina la cantidad diaria de
alimento ingerido y, por tanto, afecta directamente a la cantidad de todos los
demás nutrientes que ingiere el animal. Así pues, ya que la ingesta de energía
determina el consumo total de alimento, es importante equilibrar las dietas de
forma correcta, para que satisfagan las demandas de todos los nutrientes, al
mismo tiempo que las demandas energéticas.
Es preciso
conocer la densidad energética de un alimento para estimar la cantidad de
alimento necesario que pueda satisfacer la demanda de energía de un animal.
La cantidad de alimento a consumir puede estimarse dividiendo las
demandas energéticas diarias del animal entre la densidad de energía de la
dieta. Así, por ejemplo, si un perro adulto necesita consumir 1200 kcal/día y
se le suministra un alimento con 3600 kcal/kg, deberá comer 300 g de alimento.
Finalmente destacar que es preciso tener en cuenta que cada perro o gato
es un individuo diferente y que estos cálculos sólo proporcionan una referencia
para determinar las demandas diarias del animal.
La cantidad de alimento debe adaptarse para obtener un crecimiento
óptimo en los animales jóvenes y un peso corporal ideal en los adultos. Los
animales adultos con una correcta condición corporal tienen una buena musculatura,
están delgados y las costillas deben ser percibidas fácilmente a la palpación.
Luis Barroso (Veterinario)
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