jueves, 27 de febrero de 2014

 LA ENERGIA EN LOS PIENSOS PARA MASCOTAS

La energía que nuestras mascotas obtienen de los alimentos la emplean en las diferentes funciones vitales: mantenimiento de las funciones corporales, crecimiento y reproducción.

Como se ha indicado en una entrada anterior, la grasa es el componente que más energía proporciona por unidad de peso. Sin embargo, los carbohidratos o hidratos de carbono juegan también un papel muy importante en el aporte energético a nuestros perros y gatos, ya que en ciertos alimentos su presencia puede ser muy elevada. De hecho, su función nutricional principal es la de servir como fuente de energía para llevar a cabo los procesos normales de la vida.

Los carbohidratos más abundantes en los alimentos son el almidón y el glucógeno. Ambos están compuestos de glucosa. La glucosa es la fuente fundamental de energía para la mayoría de las células.

De acuerdo con las recomendaciones de la Association of American Feed Control Officials (AAFCO) no existe un límite inferior para la cantidad de hidratos de carbono presentes en una dieta de perros y gatos ya que, debido a su naturaleza de carnívoros, están biológicamente preparados para obtener la energía principalmente de las proteínas, pero también de las grasas.

Por el contrario, la incorporación de gran cantidad de carbohidratos en las dietas de perros y gatos, principalmente a partir de cereales, aumenta en gran medida la probabilidad de tener animales obesos. Después de su ingestión se produce un rápido aumento de los niveles de glucosa en la sangre, que se transformará fácilmente en grasa si no se utiliza y se gasta con el ejercicio.

Los alimentos comerciales para perros y gatos suelen incluir, al menos, niveles moderados de carbohidratos. Los alimentos secos pueden contener de 30 a 60% de carbohidratos (aunque existen alimentos “grain-free”), mientas que los enlatados entre 0 a 30%. En cualquier caso, los animales sanos son capaces de digerir los carbohidratos de forma eficiente (>90%).



La correcta formulación de los alimentos para mascotas con respecto a la energía es un asunto complicado. Las necesidades de energía varían considerablemente entre individuos, incluso cuando éstos se encuentran alojados en las mismas condiciones. Esta amplia variación individual puede venir determinada por:
·        la edad
·        raza
·        tamaño y condición corporal
·        características de la piel y el pelaje
·        temperatura y humedad
·        estado sanitario
·        nivel de actividad

Sin embargo, los alimentos para perros y gatos no permiten establecer de forma individual las necesidades energéticas del animal, aportando únicamente un valor medio teórico dentro de un grupo específico de animales.

Un indicador de un excesivo consumo de energía será la obesidad, mientras que la falta de energía en la dieta se reflejará en una pérdida de peso. Por ello, la cantidad de alimento aportado diariamente, así como los niveles de grasa, proteína y carbohidratos, la digestibilidad de la dieta o la densidad energética del alimento son factores esenciales a la hora de determinar la ingestión adecuada de energía de nuestra mascota.

¿Cómo se mide la energía?
En el etiquetado del alimento puede hacerse referencia al contenido en energía de los siguientes modos:

·        La energía bruta (EB) de un alimento: es la energía obtenida por la combustión completa de éste en una bomba calorimétrica a partir de los componentes orgánicos (las proteínas, las grasas y los carbohidratos) que lo forman y que aportan la energía de la dieta.

·        La energía metabolizable (EM) y la energía digestible (ED): son modos más precisos de expresar la densidad energética de los alimentos. La energía digestible es la diferencia entre la energía bruta y la que se elimina por las heces, mientras que la energía metabolizable es la diferencia entre la energía digestible y la que se elimina en la orina y los gases corporales.

·        La energía neta de mantenimiento (ENm): es la energía consumida por el animal que no se ha perdido a través de las heces, de la orina o por el calor corporal producido. Es la medida más adecuada, ya que nos dice cuánta energía necesita el animal para cubrir sus necesidades vitales. Una vez que las necesidades de mantenimiento están cubiertas, el resto se usará para crecer (ENc).


En todos los seres vivos, existe una necesidades mínimas de mantenimiento denominadas metabolismo basal. Este metabolismo basal se cubre con la ENm y permite al animal realizar la digestión, respiración, control de la temperatura corporal, mantenimiento de la actividad, etc. Pero cada individuo es diferente, no es posible dar una recomendación particular para cada uno.

Por ello, las tablas de consumo recomendado que aparecen en el etiquetaje de los piensos vienen establecidas por la densidad energética del alimento y el metabolismos basal del animal, el cual , depende de los siguientes factores:
·        Sexo. Las hembras presentan un menor aporte basal que los machos.
·        Edad. El nivel basal decrece con el incremento de la edad.
·        Masa corporal.

De estos tres factores, la masa corporal es el que más influye sobre el metabolismo basal. Por tanto, se debe destacar que los requerimientos de energía en el perro y en menor grado en el gato cambian de acuerdo con el tamaño. Así, vemos que las razas pequeñas tienen necesidades calóricas considerablemente mayores por kg de peso corporal que los perros de razas grandes. Además, en el caso de los gatos, las variaciones de tamaño son menos marcadas que en los perros.

Ejemplo de etiqueta de un pienso comercial. No implica que estas sean las cantidades para cualquier pienso
Estas recomendaciones nos dan una idea de cuánto debe comer nuestro perro, pero será tarea del dueño o veterinario el ajustarla a los niveles que realmente necesita su animal. Si con la dosis que nos indica la etiqueta vemos que el perro engorda, tendremos 3 opciones:
  1. Bajar la dosis
  2. Incrementar el gasto de energía, lo que implica menos sedentarismo
  3. Cambiar el alimento a otro que tenga menor densidad energética (menos grasas e hidratos de carbono) o con una formulación más saciante



Si por el contrario nuestra mascota es muy activa y se la observa con un apetito voraz y muy delgada se puede:
  1. Elevar la cantidad de alimento
  2. Cambiar el alimento a otro que tenga mayor densidad energética (más grasas e hidratos de carbono)

Aunque todos los perros y gatos tienen la capacidad de regular apropiadamente su ingesta energética, esta tendencia natural puede estar contrarrestada por factores externos. Una dieta de muy buen sabor y/o elevada densidad energética estimula un consumo excesivo en algunos animales de compañía. Las investigaciones han demostrado que la obesidad es el problema nutricional más común observado por los veterinarios en la actualidad. En la mayoría de los casos, el método más adecuado para controlar el consumo de alimento y el peso de los animales consiste en una alimentación controlada por raciones.

La densidad energética es el número de calorías proporcionadas por un peso dado de un alimento. Se trata del principal factor que determina la cantidad diaria de alimento ingerido y, por tanto, afecta directamente a la cantidad de todos los demás nutrientes que ingiere el animal. Así pues, ya que la ingesta de energía determina el consumo total de alimento, es importante equilibrar las dietas de forma correcta, para que satisfagan las demandas de todos los nutrientes, al mismo tiempo que las demandas energéticas.

Es preciso conocer la densidad energética de un alimento para estimar la cantidad de alimento necesario que pueda satisfacer la demanda de energía de un animal.

La cantidad de alimento a consumir puede estimarse dividiendo las demandas energéticas diarias del animal entre la densidad de energía de la dieta. Así, por ejemplo, si un perro adulto necesita consumir 1200 kcal/día y se le suministra un alimento con 3600 kcal/kg, deberá comer 300 g de alimento.

Finalmente destacar que es preciso tener en cuenta que cada perro o gato es un individuo diferente y que estos cálculos sólo proporcionan una referencia para determinar las demandas diarias del animal.


La cantidad de alimento debe adaptarse para obtener un crecimiento óptimo en los animales jóvenes y un peso corporal ideal en los adultos. Los animales adultos con una correcta condición corporal tienen una buena musculatura, están delgados y las costillas deben ser percibidas fácilmente a la palpación.




Luis Barroso (Veterinario)

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